Adorado sea el Santísimo Sacramento - Ave Maria Purísima
"QUE NO TIEMBLE VUESTRO CORAZON" P. JORGE LOPEZ TEULÓN
Este viernes se presenta el libro «Que no tiemble vuestro corazón» de Jorge López Teulón
La obra está editada por el Arzobispado de Toledo y destaca que «este libro ayuda a conocer la geografía diocesana martirial»
El Arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza, destaca en la introducción que «las páginas de este libro nos ayudan a conocer la geografía diocesana martirial, a través de decenas de seglares que nos muestran que la entrega total y absoluta es necesaria».
La Delegación de Apostolado Seglar del Arzobispado de Toledo y la Postulación de la Causa de los mártires presentarán el próximo viernes en Toledo la obra «Que no tiemble vuestro corazón. Llamados a la santidad», cuyo autor es Jorge López Teulón, en la que se recogen el testimonio de laicos ejemplares de la Archidiócesis de Toledo, que fueron testigos del Evangelio y en la persecución proclamaron su fe. Precisamente el Arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza, destaca en la introducción que «las páginas de este libro nos ayudan a conocer la geografía diocesana martirial, a través de decenas de seglares que nos muestran que la entrega total y absoluta es necesaria».
Señala también Braulio que «el tema de este curso pastoral 2013 – 2014 “Llamados a la santidad", que da título a este trabajo, nos invita a impulsar la coherencia entre la fe y la vida para la vivencia plena de la propia vocación y misión, cuidando la vida espiritual».
«En estos últimos años – afirma Jorge López Teulón – desde la Postulación hemos intentando contribuir a dar a conocer la vida de aquellos sacerdotes, religiosos y laicos que con su sangre regaron nuestra Archidiócesis», aseverando que «esta nueva publicación es muestra ella» y pidiendo que «desde el Cielo nuestros mártires laicos alumbren el caminar diario para ser testigos de Cristo en medio del mundo y así llegar un día al Reino de los Cielos».
La obra está editada por el Arzobispado de Toledo y destaca que «este libro ayuda a conocer la geografía diocesana martirial»
El Arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza, destaca en la introducción que «las páginas de este libro nos ayudan a conocer la geografía diocesana martirial, a través de decenas de seglares que nos muestran que la entrega total y absoluta es necesaria».
La Delegación de Apostolado Seglar del Arzobispado de Toledo y la Postulación de la Causa de los mártires presentarán el próximo viernes en Toledo la obra «Que no tiemble vuestro corazón. Llamados a la santidad», cuyo autor es Jorge López Teulón, en la que se recogen el testimonio de laicos ejemplares de la Archidiócesis de Toledo, que fueron testigos del Evangelio y en la persecución proclamaron su fe. Precisamente el Arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza, destaca en la introducción que «las páginas de este libro nos ayudan a conocer la geografía diocesana martirial, a través de decenas de seglares que nos muestran que la entrega total y absoluta es necesaria».
Señala también Braulio que «el tema de este curso pastoral 2013 – 2014 “Llamados a la santidad", que da título a este trabajo, nos invita a impulsar la coherencia entre la fe y la vida para la vivencia plena de la propia vocación y misión, cuidando la vida espiritual».
«En estos últimos años – afirma Jorge López Teulón – desde la Postulación hemos intentando contribuir a dar a conocer la vida de aquellos sacerdotes, religiosos y laicos que con su sangre regaron nuestra Archidiócesis», aseverando que «esta nueva publicación es muestra ella» y pidiendo que «desde el Cielo nuestros mártires laicos alumbren el caminar diario para ser testigos de Cristo en medio del mundo y así llegar un día al Reino de los Cielos».
ENCUENTRO NACIONAL DE JÓVENES
Os invitamos a entrar en la nueva imagen de la página web, que es: http://www.anejoven.es
PROCESIÓN DEL CORPUS EN TOLEDO
Procesión del Corpus Christi en Toledo: Con gran gozo y recogimiento, en una afirmación de fe eucarística y de comunión eclesial, el pasado día 30 de Mayo, caminamos junto al Señor Sacramentado por las calles de Toledo Adoradores/as de las Secciones de Fuensalida (ANE y ANFE), Ocaña (ANE), Oropesa (ANE y ANFE) Sonseca (ANE Y ANFE) y Toledo (ANE y ANFE).
Agradecemos entre nosotros la presencia de adoradores de las Secciones de Algemesí (Valencia) (ANE) y de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) (ANE), que también nos acompañaron.
Con anterioridad a la solemne Procesión Eucarística, en la S.I. Catedral Primada, asistimos a la Santa Misa en el rito Hispano-Mozárabe, presidida por nuestro Arzobispo el Excmo. y Rvdmo. Mons. D. Braulio Rodríguez Plaza.
VIGILIA EXTRAORDINARIA DEL CORPUS
Durante la Vigilia Extraordinaria que se celebró en la Iglesia parroquial de SAN ILDEFONSO, Por haber superado las asistencias reglamentarias a las vigilias de Adoración Nocturna, el pasado día 2 de Junio, víspera de la solemnidad del “CORPUS CHRISTI”, les fue impuesto a los siguientes Adoradores Nocturnos el distintivo :
Dª GRACIA PORRAS GUIJON DEL TURNO 1º
D. JOSE LUIS FERNANDEZ VICENTE DEL TURNO 4º
A todos ellos nuestra felicitación y oraciones.
VIGILIA EXTRAORDINARIA DEL CORPUS
Durante la Vigilia Extraordinaria que se celebró en la Iglesia parroquial de SAN ILDEFONSO, Por haber superado las asistencias reglamentarias a las vigilias de Adoración Nocturna, el pasado día 2 de Junio, víspera de la solemnidad del “CORPUS CHRISTI”, les fue impuesto a los siguientes Adoradores Nocturnos el distintivo :
Dª GRACIA PORRAS GUIJON DEL TURNO 1º
D. JOSE LUIS FERNANDEZ VICENTE DEL TURNO 4º
A todos ellos nuestra felicitación y oraciones.
XXVII PEREGRINACIÓN DE LA A.N.E. A FÁTIMA 2013
“Peregrinar es hacer andadura de fe en busca de más fe”
Con la peregrinación de este año, celebrada los pasados días 26, 27 y 28 de abril, son ya 27 las realizadas, organizadas por la Adoración Nocturna, al Santuario de Nuestra Señora de Fátima.
A lo largo de estos años han sido más de cien mil los miembros de este Movimiento que, de distintos puntos de España, se vienen concentrando en Fátima para rendir homenaje a nuestra Madre del cielo, renovar las promesas de afecto filial y pedir su mediación en nuestras tareas de apostolado: La unión en las familias, el fomento de vocaciones sacerdotales y religiosas, la paz en el mundo y por la Iglesia perseguida. Ella es mediadora de todas las gracias.
En nuestras peregrinaciones al Santuario todo se hace con sencillez de corazón y una íntima alegría que encierra un profundo sentimiento de gozo que se agranda al postrarse a los pies de la Virgen y ofrecerle nuestra humilde oración. Los adoradores nocturnos, hombres y mujeres eucarísticos, sienten un especial afecto a la Virgen, modelo del verdadero adorador a la Eucaristía.
La organización “PEREGRINACIONES EUCARISTICO MARIANAS”, vinculada a la Adoración Nocturna, que preside D. Jorge Lence Adrio, diseñó un amplio programa para los tres días señalados: Ofrenda florar, Procesión Eucarística, Santa Misa, Rosario meditado, Vigilia nocturna de adoración, Vía Crucis, conferencia, película sobre las apariciones, rezo de las Horas y la participación en otros actos propios del Santuario.
Luz y paz es lo que nos dejan estas peregrinaciones. Fueron tres días de intensos actos, pero de espíritu joven para acudir a todos.
Llenos de gozo y de gracia regresamos a nuestros hogares con la esperanza de volver a saludar a la Madre en la próxima peregrinación.
CORPUS CHRISTI TOLEDO 2013
-JUEVES 30 DE MAYO - 10:00 h. S.I. CATEDRAL DE TOLEDO
-SÁBADO 1 DE JUNIO- 22:30 h.
VIGILIA EXTRAORDINARIA DE LA ADORACION NOCTURNA
SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI EN RITO HISPANO-MOZARABE
Santa Misa y Procesión Eucarística por las calles presidida por D. Braulio
Rodríguez Plaza, Arzobispo de Toledo, Primado de España -SÁBADO 1 DE JUNIO- 22:30 h.
VIGILIA EXTRAORDINARIA DE LA ADORACION NOCTURNA
Parroquia de San Ildefonso, Barrio de Santa Teresa.
SAN PASCUAL BAILÓN, NUESTRO PATRON Y PROTECTOR.
Nació en Torre Hermosa, Aragón, España. Es el patrono de los Congresos Eucarísticos y de la Adoración Nocturna. Su gran amor fue la Sagrada Eucaristía. Desde los campos donde cuidaba las ovejas de su amo, alcanzaba a ver la torre del pueblo y de vez en cuando se arrodillaba a adorar el Santísimo Sacramento.
En esos tiempos se acostumbraba que al elevar la Hostia el sacerdote en la Misa, se diera un toque de campanas. Cuando el pastorcito Pascual oía la campana, se arrodillaba allá en su campo, mirando hacia el templo y adoraba a Jesucristo presente en la Santa Comunión. Como religioso franciscanos sus oficios fueron siempre los más humildes: portero, cocinero, mandadero, barrendero.
Durante el día, cualquier rato que tuviera libre lo empleaba para estarse en la capilla, de rodillas con los brazos en cruz adorando a Jesús Sacramentado. Por las noches pasaba horas y horas ante el Santísimo Sacramento.
Pascual compuso varias oraciones muy hermosas al Santísimo Sacramento Sus superiores lo enviaron a Francia a llevar un mensaje. Llegado a Francia, descalzo, con una túnica vieja y remendada, lo rodeó un grupo de protestantes y lo desafiaron a que les probara que Jesús sí está en la Eucaristía.
Pascual, habló de tal manera bien de la presencia de Jesús en la Eucaristía, que los demás no fueron capaces de contestarle. Lo único que hicieron fue apedrearlo. Había recibido de Dios ese don especial: el de un inmenso amor por Jesús Sacramentado. Siempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento como cuando ayudaba a Misa o cuando podía estarse un rato orando ante el Sagrario del altar.
Pascual nació en la Pascua de Pentecostés de 1540 y murió en la fiesta de Pentecostés de 1592, el 17 de mayo (la Iglesia celebra tres pascuas: Pascua de Navidad, Pascua de Resurrección y Pascua de Pentecostés.
Pascua significa: (paso de la esclavitud a la libertad) Los milagros que hizo después de su muerte, fueron tantos, que el Papa lo declaró santo en 1690.
El Sumo Pontífice nombró a San Pascual Bailón Patrono de los Congresos Eucarísticos y de la Adoración Nocturna.
En esos tiempos se acostumbraba que al elevar la Hostia el sacerdote en la Misa, se diera un toque de campanas. Cuando el pastorcito Pascual oía la campana, se arrodillaba allá en su campo, mirando hacia el templo y adoraba a Jesucristo presente en la Santa Comunión. Como religioso franciscanos sus oficios fueron siempre los más humildes: portero, cocinero, mandadero, barrendero.
Durante el día, cualquier rato que tuviera libre lo empleaba para estarse en la capilla, de rodillas con los brazos en cruz adorando a Jesús Sacramentado. Por las noches pasaba horas y horas ante el Santísimo Sacramento.
Pascual compuso varias oraciones muy hermosas al Santísimo Sacramento Sus superiores lo enviaron a Francia a llevar un mensaje. Llegado a Francia, descalzo, con una túnica vieja y remendada, lo rodeó un grupo de protestantes y lo desafiaron a que les probara que Jesús sí está en la Eucaristía.
Pascual, habló de tal manera bien de la presencia de Jesús en la Eucaristía, que los demás no fueron capaces de contestarle. Lo único que hicieron fue apedrearlo. Había recibido de Dios ese don especial: el de un inmenso amor por Jesús Sacramentado. Siempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento como cuando ayudaba a Misa o cuando podía estarse un rato orando ante el Sagrario del altar.
Pascual nació en la Pascua de Pentecostés de 1540 y murió en la fiesta de Pentecostés de 1592, el 17 de mayo (la Iglesia celebra tres pascuas: Pascua de Navidad, Pascua de Resurrección y Pascua de Pentecostés.
Pascua significa: (paso de la esclavitud a la libertad) Los milagros que hizo después de su muerte, fueron tantos, que el Papa lo declaró santo en 1690.
El Sumo Pontífice nombró a San Pascual Bailón Patrono de los Congresos Eucarísticos y de la Adoración Nocturna.
PEREGRINACION DIOCESANA AÑO DE LA FE.
El sábado 13 de abril pudimos
contemplar un acto poco habitual ya que un nutrido grupo de adoradores realizó
una peregrinación hasta el Parroquia de Santa María de la Asunción de
Ocaña para obtener, con las condiciones
habituales, los beneficios de la indulgencia que reciben los peregrinos que se
dirigen hacia la imagen de Ntra. Sra. de los Remedios durante el presente año.
El Consejo diocesano de Toledo ha
sido el promotor y organizador del acto que ha contado, como es lógico, con el
apoyo logístico de los miembros de la Adoración nocturna de Ocaña, todo bajo el
lema “Dichosa tú que has creído”.
La iglesia del Convento de las
MM. Clarisas era el punto de encuentro y en su interior se celebraron algunos
actos litúrgicos según el programa preparado y que fue repartido entre los
asistentes para una correcta celebración de todos ellos. Don Eusebio, párroco
de nuestra localidad, abrió el acto con una palabras de bienvenida a todos los
asistentes, para, seguidamente, proceder con todos los actos, preces y ritos
que se habían programado.
Concluídos estos actos en Santa
Clara se formó una procesión que se encaminó hasta la iglesia de Santa María,
pasando por la Plaza Mayor, ante el asombro y curiosidad de los que disfrutaban
en las terrazas con el buen clima de que se gozaba en la población a eso de las
siete de la tarde.
En la iglesia Parroquial tuvo
lugar la Santa Misa con las I vísperas del domingo III de Pascua, con una gran
solemnidad y nutrida asistencia de adoradores y fieles de Ocaña.
Tras la conclusión de la Santa
Misa se invitó a todos los asistentes a permanecer durante 20 minutos en
absoluto silencio para poder interiorizar oraciones íntimas y personales, cosa
que sucedió con escrupulosa puntualidad. Tras este momento de meditación y
espiritualidad se procedió a realizar la exposición del Santísimo y una
procesión que transcurrió por la Plaza de Cristo Rey con exposición en el altar
que está ubicado a los pies del Monumento de Sagrado Corazón de Jesús, para
posteriormente retornar a la Iglesia de Santa María y postrarse ante la imagen
de nuestra Patrona y elevar una oración especialmente preparada para el
momento.
Finalizó esta adoración, llevada
a cabo durante más de tres horas, con la alegría y satisfacción que se podía
apreciar en los rostros de los asistentes por los beneficios espirituales
obtenidos.
LA SANTÍSIMA VIRGEN NOS ESPERA HOY EN OCAÑA
La Santísima Virgen de los Remedios nos ospera hoy en Ocaña para ganar el jubileo concedido por la Iglesia con motivo del Año de la Fe. Daremos gloria al Señor consagrando la Adoración Nocturna al Corazón de Jesús ante el monumento que se levanta en la Plaza de Cristo Rey ante la iglesia Parroquial.
Tendremos especialmente presente a D. Luis de Trelles y Noguerol nuestro fundador, pues hoy como cada año hacemos, se celebra también la ofrenda nacional de la Adoracion Nocturna ante su tumba en la catedral de Zamora.
CRISTO VIVE - FELIZ PASCUA DE RESURRECIÓN
Esta es la gran verdad que llena de contenido nuestra fe. Jesús, que murió en la cruz, ha resucitado, ha triunfado de la muerte, del poder de las tinieblas, del dolor y de la angustia. No temáis, con esta invocación saludó un ángel a las mujeres que iban al sepulcro; no temáis. Vosotras venís a buscar a Jesús Nazareno, que fue crucificado: ya resucitó, no está aquí (Mc XVI, 6 (Evangelio de la Misa del Domingo de Resurrección).). Haec est dies quam fecit Dominus, exsultemus et laetemur in ea; éste es el día que hizo el Señor, regocijémonos (Ps CXVII, 24, Gradual de esa misma Misa).
El tiempo pascual es tiempo de alegría, de una alegría que no se limita a esa época del año litúrgico, sino que se asienta en todo momento en el corazón del cristiano. Porque Cristo vive: Cristo no es una figura que pasó, que existió en un tiempo y que se fue, dejándonos un recuerdo y un ejemplo maravilloso.
El Consejo Diocesano de la Adoración Nocturna de Toledo, os desea Feliz Pascua de resurreción.
Sábado santo, día de silencio y de conversión
Hoy es un día de silencio en la Iglesia: Cristo yace en el sepulcro y la Iglesia medita, admirada, lo que ha hecho por nosotros este Señor nuestro. Guarda silencio para aprender del Maestro, al contemplar su cuerpo destrozado.
Cada uno de nosotros puede y debe unirse al silencio de la Iglesia. Y al considerar que somos responsables de esa muerte, nos esforzaremos para que guarden silencio nuestras pasiones, nuestras rebeldías, todo lo que nos aparte de Dios. Pero sin estar meramente pasivos: es una gracia que Dios nos concede cuando se la pedimos delante del Cuerpo muerto de su Hijo, cuando nos empeñamos por quitar de nuestra vida todo lo que nos aleje de Él.
El Sábado Santo no es una jornada triste. El Señor ha vencido al demonio y al pecado, y dentro de pocas horas vencerá también a la muerte con su gloriosa Resurrección. Nos ha reconciliado con el Padre celestial: ¡ya somos hijos de Dios! Es necesario que hagamos propósitos de agradecimiento, que tengamos la seguridad de que superaremos todos los obstáculos, sean del tipo que sean, si nos mantenemos bien unidos a Jesús por la oración y los sacramentos.
El mundo tiene hambre de Dios, aunque muchas veces no lo sabe. La gente está deseando que se le hable de esta realidad gozosa —el encuentro con el Señor—, y para eso estamos los cristianos. Tengamos la valentía de aquellos dos hombres —Nicodemo y José de Arimatea—, que durante la vida de Jesucristo mostraban respetos humanos, pero que en el momento definitivo se atreven a pedir a Pilatos el cuerpo muerto de Jesús, para darle sepultura. O la de aquellas mujeres santas que, cuando Cristo es ya un cadáver, compran aromas y acuden a embalsamarle, sin tener miedo de los soldados que custodian el sepulcro.
A la hora de la desbandada general, cuando todo el mundo se ha sentido con derecho a insultar, reírse y mofarse de Jesús, ellos van a decir: dadnos ese Cuerpo, que nos pertenece. ¡Con qué cuidado lo bajarían de la Cruz e irían mirando sus Llagas! Pidamos perdón y digamos, con palabras de san Josemaría Escrivá: yo subiré con ellos al pie de la Cruz, me apretaré al Cuerpo frío, cadáver de Cristo, con el fuego de mi amor..., lo desclavaré con mis desagravios y mortificaciones..., lo envolveré con el lienzo nuevo de mi vida limpia, y lo enterraré en mi pecho de roca viva, de donde nadie me lo podrá arrancar, ¡y ahí, Señor, descansad!
Se comprende que pusiesen el cuerpo muerto del Hijo en brazos de la Madre, antes de darle sepultura. María era la única criatura capaz de decirle que entiende perfectamente su Amor por los hombres, pues no ha sido Ella causa de esos dolores. La Virgen Purísima habla por nosotros; pero habla para hacernos reaccionar, para que experimentemos su dolor, hecho una sola cosa con el dolor de Cristo.
Saquemos propósitos de conversión y de apostolado, de identificarnos más con Cristo, de estar totalmente pendientes de las almas. Pidamos al Señor que nos transmita la eficacia salvadora de su Pasión y de su Muerte. Consideremos el panorama que se nos presenta por delante. La gente que nos rodea, espera que los cristianos les descubramos las maravillas del encuentro con Dios. Es necesario que esta Semana Santa —y luego todos los días— sea para nosotros un salto de calidad, un decirle al Señor que se meta totalmente en nuestras vidas. Es preciso comunicar a muchas personas la Vida nueva que Jesucristo nos ha conseguido con la Redención.
Acudamos a Santa María: Virgen de la Soledad, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a comprender —como escribe San Josemaría— que es preciso hacer vida nuestra la vida y la muerte de Cristo. Morir por la mortificación y la penitencia, para que Cristo viva en nosotros por el Amor. Y seguir entonces los pasos de Cristo, con afán de corredimir a todas las almas. Dar la vida por los demás. Sólo así se vive la vida de Jesucristo y nos hacemos una sola cosa con Él.
Cada uno de nosotros puede y debe unirse al silencio de la Iglesia. Y al considerar que somos responsables de esa muerte, nos esforzaremos para que guarden silencio nuestras pasiones, nuestras rebeldías, todo lo que nos aparte de Dios. Pero sin estar meramente pasivos: es una gracia que Dios nos concede cuando se la pedimos delante del Cuerpo muerto de su Hijo, cuando nos empeñamos por quitar de nuestra vida todo lo que nos aleje de Él.
El Sábado Santo no es una jornada triste. El Señor ha vencido al demonio y al pecado, y dentro de pocas horas vencerá también a la muerte con su gloriosa Resurrección. Nos ha reconciliado con el Padre celestial: ¡ya somos hijos de Dios! Es necesario que hagamos propósitos de agradecimiento, que tengamos la seguridad de que superaremos todos los obstáculos, sean del tipo que sean, si nos mantenemos bien unidos a Jesús por la oración y los sacramentos.
El mundo tiene hambre de Dios, aunque muchas veces no lo sabe. La gente está deseando que se le hable de esta realidad gozosa —el encuentro con el Señor—, y para eso estamos los cristianos. Tengamos la valentía de aquellos dos hombres —Nicodemo y José de Arimatea—, que durante la vida de Jesucristo mostraban respetos humanos, pero que en el momento definitivo se atreven a pedir a Pilatos el cuerpo muerto de Jesús, para darle sepultura. O la de aquellas mujeres santas que, cuando Cristo es ya un cadáver, compran aromas y acuden a embalsamarle, sin tener miedo de los soldados que custodian el sepulcro.
A la hora de la desbandada general, cuando todo el mundo se ha sentido con derecho a insultar, reírse y mofarse de Jesús, ellos van a decir: dadnos ese Cuerpo, que nos pertenece. ¡Con qué cuidado lo bajarían de la Cruz e irían mirando sus Llagas! Pidamos perdón y digamos, con palabras de san Josemaría Escrivá: yo subiré con ellos al pie de la Cruz, me apretaré al Cuerpo frío, cadáver de Cristo, con el fuego de mi amor..., lo desclavaré con mis desagravios y mortificaciones..., lo envolveré con el lienzo nuevo de mi vida limpia, y lo enterraré en mi pecho de roca viva, de donde nadie me lo podrá arrancar, ¡y ahí, Señor, descansad!
Se comprende que pusiesen el cuerpo muerto del Hijo en brazos de la Madre, antes de darle sepultura. María era la única criatura capaz de decirle que entiende perfectamente su Amor por los hombres, pues no ha sido Ella causa de esos dolores. La Virgen Purísima habla por nosotros; pero habla para hacernos reaccionar, para que experimentemos su dolor, hecho una sola cosa con el dolor de Cristo.
Saquemos propósitos de conversión y de apostolado, de identificarnos más con Cristo, de estar totalmente pendientes de las almas. Pidamos al Señor que nos transmita la eficacia salvadora de su Pasión y de su Muerte. Consideremos el panorama que se nos presenta por delante. La gente que nos rodea, espera que los cristianos les descubramos las maravillas del encuentro con Dios. Es necesario que esta Semana Santa —y luego todos los días— sea para nosotros un salto de calidad, un decirle al Señor que se meta totalmente en nuestras vidas. Es preciso comunicar a muchas personas la Vida nueva que Jesucristo nos ha conseguido con la Redención.
Acudamos a Santa María: Virgen de la Soledad, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a comprender —como escribe San Josemaría— que es preciso hacer vida nuestra la vida y la muerte de Cristo. Morir por la mortificación y la penitencia, para que Cristo viva en nosotros por el Amor. Y seguir entonces los pasos de Cristo, con afán de corredimir a todas las almas. Dar la vida por los demás. Sólo así se vive la vida de Jesucristo y nos hacemos una sola cosa con Él.
VIERNES SANTO
Hoy queremos acompañar a Cristo en la Cruz. Recuerdo unas palabras de san Josemaría Escrivá, en un Viernes Santo. Nos invitaba a revivir personalmente las horas de la Pasión: desde la agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos hasta la flagelación, la coronación de espinas y la muerte en la Cruz. Decía: Ligada la omnipotencia de Dios por mano de hombre llevan a mi Jesús de un lado para otro, entre los insultos y los empujones de la plebe.
Cada uno de nosotros ha de verse en medio de aquella muchedumbre, porque han sido nuestros pecados la causa del inmenso dolor que se abate sobre el alma y el cuerpo del Señor. Sí: cada uno lleva a Cristo, convertido en objeto de burla, de una parte a otra. Somos nosotros los que, con nuestros pecados, reclamamos a voz en grito su muerte. Y Él, perfecto Dios y perfecto Hombre, deja hacer. Lo había predicho el profeta Isaías: maltratado, no abrió su boca; como cordero llevado al matadero, como oveja muda ante los trasquiladores.
Es justo que sintamos la responsabilidad de nuestros pecados. Es lógico que estemos muy agradecidos a Jesús. Es natural que busquemos la reparación, porque a nuestras manifestaciones de desamor, Él responde siempre con un amor total. En este tiempo de Semana Santa, vemos al Señor como más cercano, más semejante a sus hermanos los hombres... Meditemos unas palabras de Juan Pablo II: Quien cree en Jesús lleva la Cruz en triunfo, como prueba indudable de que Dios es amor... Pero la fe en Cristo jamás se da por descontada. El misterio pascual, que revivimos durante los días de la Semana Santa, es siempre actual (Homilía, 24-III-2002).
Pidamos a Jesús, en esta Semana Santa, que se despierte en nuestra alma la conciencia de ser hombres y mujeres verdaderamente cristianos, porque vivamos cara a Dios y, con Dios, cara a todas las personas.
No dejemos que el Señor lleve a solas la Cruz. Acojamos con alegría los pequeños sacrificios diarios.
Aprovechemos la capacidad de amar, que Dios nos ha concedido, para concretar propósitos, pero sin quedarnos en un mero sentimentalismo. Digamos sinceramente: ¡Señor, ya no más!, ¡ya no más! Pidamos con fe que nosotros y todas las personas de la tierra descubramos la necesidad de tener odio al pecado mortal y de aborrecer el pecado venial deliberado, que tantos sufrimientos han causado a nuestro Dios.
¡Qué grande es la potencia de la Cruz! Cuando Cristo es objeto de irrisión y de burla para todo el mundo; cuando está en el Madero sin desear arrancarse de esos clavos; cuando nadie daría ni un centavo por su vida, el buen ladrón —uno como nosotros— descubre el amor de Cristo agonizante, y pide perdón. Hoy estarás conmigo en el Paraíso. ¡Qué fuerza tiene el sufrimiento, cuando se acepta junto a Nuestro Señor! Es capaz de sacar —de las situaciones más dolorosas— momentos de gloria y de vida. Ese hombre que se dirige a Cristo agonizante, encuentra la remisión de sus pecados, la felicidad para siempre.
Nosotros hemos de hacer lo mismo. Si perdemos el miedo a la Cruz, si nos unimos a Cristo en la Cruz, recibiremos su gracia, su fuerza, su eficacia. Y nos llenaremos de paz.
Al pie de la Cruz descubrimos a María, Virgen fiel. Pidámosle, en este Viernes Santo, que nos preste su amor y su fortaleza, para que también nosotros sepamos acompañar a Jesús. Nos dirigimos a Ella con unas palabras de San Josemaría Escrivá, que han ayudado a millones de personas. Di: Madre mía —tuya, porque eres suyo por muchos títulos—, que tu amor me ate a la Cruz de tu Hijo: que no me falte la Fe, ni la valentía, ni la audacia, para cumplir la voluntad de nuestro Jesús.
Cada uno de nosotros ha de verse en medio de aquella muchedumbre, porque han sido nuestros pecados la causa del inmenso dolor que se abate sobre el alma y el cuerpo del Señor. Sí: cada uno lleva a Cristo, convertido en objeto de burla, de una parte a otra. Somos nosotros los que, con nuestros pecados, reclamamos a voz en grito su muerte. Y Él, perfecto Dios y perfecto Hombre, deja hacer. Lo había predicho el profeta Isaías: maltratado, no abrió su boca; como cordero llevado al matadero, como oveja muda ante los trasquiladores.
Es justo que sintamos la responsabilidad de nuestros pecados. Es lógico que estemos muy agradecidos a Jesús. Es natural que busquemos la reparación, porque a nuestras manifestaciones de desamor, Él responde siempre con un amor total. En este tiempo de Semana Santa, vemos al Señor como más cercano, más semejante a sus hermanos los hombres... Meditemos unas palabras de Juan Pablo II: Quien cree en Jesús lleva la Cruz en triunfo, como prueba indudable de que Dios es amor... Pero la fe en Cristo jamás se da por descontada. El misterio pascual, que revivimos durante los días de la Semana Santa, es siempre actual (Homilía, 24-III-2002).
Pidamos a Jesús, en esta Semana Santa, que se despierte en nuestra alma la conciencia de ser hombres y mujeres verdaderamente cristianos, porque vivamos cara a Dios y, con Dios, cara a todas las personas.
No dejemos que el Señor lleve a solas la Cruz. Acojamos con alegría los pequeños sacrificios diarios.
Aprovechemos la capacidad de amar, que Dios nos ha concedido, para concretar propósitos, pero sin quedarnos en un mero sentimentalismo. Digamos sinceramente: ¡Señor, ya no más!, ¡ya no más! Pidamos con fe que nosotros y todas las personas de la tierra descubramos la necesidad de tener odio al pecado mortal y de aborrecer el pecado venial deliberado, que tantos sufrimientos han causado a nuestro Dios.
¡Qué grande es la potencia de la Cruz! Cuando Cristo es objeto de irrisión y de burla para todo el mundo; cuando está en el Madero sin desear arrancarse de esos clavos; cuando nadie daría ni un centavo por su vida, el buen ladrón —uno como nosotros— descubre el amor de Cristo agonizante, y pide perdón. Hoy estarás conmigo en el Paraíso. ¡Qué fuerza tiene el sufrimiento, cuando se acepta junto a Nuestro Señor! Es capaz de sacar —de las situaciones más dolorosas— momentos de gloria y de vida. Ese hombre que se dirige a Cristo agonizante, encuentra la remisión de sus pecados, la felicidad para siempre.
Nosotros hemos de hacer lo mismo. Si perdemos el miedo a la Cruz, si nos unimos a Cristo en la Cruz, recibiremos su gracia, su fuerza, su eficacia. Y nos llenaremos de paz.
Al pie de la Cruz descubrimos a María, Virgen fiel. Pidámosle, en este Viernes Santo, que nos preste su amor y su fortaleza, para que también nosotros sepamos acompañar a Jesús. Nos dirigimos a Ella con unas palabras de San Josemaría Escrivá, que han ayudado a millones de personas. Di: Madre mía —tuya, porque eres suyo por muchos títulos—, que tu amor me ate a la Cruz de tu Hijo: que no me falte la Fe, ni la valentía, ni la audacia, para cumplir la voluntad de nuestro Jesús.