El sábado 13 de abril pudimos
contemplar un acto poco habitual ya que un nutrido grupo de adoradores realizó
una peregrinación hasta el Parroquia de Santa María de la Asunción de
Ocaña para obtener, con las condiciones
habituales, los beneficios de la indulgencia que reciben los peregrinos que se
dirigen hacia la imagen de Ntra. Sra. de los Remedios durante el presente año.
El Consejo diocesano de Toledo ha
sido el promotor y organizador del acto que ha contado, como es lógico, con el
apoyo logístico de los miembros de la Adoración nocturna de Ocaña, todo bajo el
lema “Dichosa tú que has creído”.
La iglesia del Convento de las
MM. Clarisas era el punto de encuentro y en su interior se celebraron algunos
actos litúrgicos según el programa preparado y que fue repartido entre los
asistentes para una correcta celebración de todos ellos. Don Eusebio, párroco
de nuestra localidad, abrió el acto con una palabras de bienvenida a todos los
asistentes, para, seguidamente, proceder con todos los actos, preces y ritos
que se habían programado.
Concluídos estos actos en Santa
Clara se formó una procesión que se encaminó hasta la iglesia de Santa María,
pasando por la Plaza Mayor, ante el asombro y curiosidad de los que disfrutaban
en las terrazas con el buen clima de que se gozaba en la población a eso de las
siete de la tarde.
En la iglesia Parroquial tuvo
lugar la Santa Misa con las I vísperas del domingo III de Pascua, con una gran
solemnidad y nutrida asistencia de adoradores y fieles de Ocaña.
Tras la conclusión de la Santa
Misa se invitó a todos los asistentes a permanecer durante 20 minutos en
absoluto silencio para poder interiorizar oraciones íntimas y personales, cosa
que sucedió con escrupulosa puntualidad. Tras este momento de meditación y
espiritualidad se procedió a realizar la exposición del Santísimo y una
procesión que transcurrió por la Plaza de Cristo Rey con exposición en el altar
que está ubicado a los pies del Monumento de Sagrado Corazón de Jesús, para
posteriormente retornar a la Iglesia de Santa María y postrarse ante la imagen
de nuestra Patrona y elevar una oración especialmente preparada para el
momento.
Finalizó esta adoración, llevada
a cabo durante más de tres horas, con la alegría y satisfacción que se podía
apreciar en los rostros de los asistentes por los beneficios espirituales
obtenidos.