Sagrada noche en Toledo donde la Ciudad del acero
velará armas para el Rey de los cielos. Y sabe el astro solar que mañana inútil
será su madrugar, pues antes que su efímera luz en ocasos dore las agujas
góticas de la Catedral, Otra circular esfera -de donde toda luz procede- habrá
amanecido entre sones de bronces y salvas entre olores de tomillo y romero...
Toledo vela sus calles como el soldado a su acero. Mañana la paz se izará -blanca y redonda- sobre un mástil de joyero y el mundo sabrá de nuevo que..."para adorar a Dios, después de Roma...¡TOLEDO!"
Toledo vela sus calles como el soldado a su acero. Mañana la paz se izará -blanca y redonda- sobre un mástil de joyero y el mundo sabrá de nuevo que..."para adorar a Dios, después de Roma...¡TOLEDO!"